domingo, 11 de mayo de 2014

LA ÚLTIMA CARTA

  LA ÚLTIMA CARTA
        Si estás leyendo esta carta, significa que por fin he podido huir de ti y del terrible mundo que has tejido sobre mí.
      No te puedes hacer una idea de las veces que he intentado abandonarte, las veces que quise tapar tu boca con mis propias manos hasta no sentir ese aliento nauseabundo al otro lado de la cama. A diferencia de ti, yo soy una persona íntegra, con principios y moral y con mis actos no deseo hacer daño a nadie, entre otras cosas, porque la más perjudicada sería yo.
      Qué ciega estaba cuando me casé contigo en aquella mañana de primavera, ataviada con un vestido blanco de tul con pedrería. Yo sí puedo decir que me casé enamorada y muy ilusionada. No sé exactamente dónde tenía los ojos.
      Pero por fin he dado el paso correcto, algo que debí hacer, hace mucho tiempo, quizás la primera vez que me pusiste tus sucias manos encima. He sido una auténtica idiota pensando que me amabas. El que ama no maltrata, no deja huellas sangrantes ni cardenales en las zonas más dolorosas, no agravia con palabras ofensivas y desalentadoras ni siembra terror para ganar autoridad.
      Han sido muchos años de angustia y tristeza, disfrazando mis sentimientos cara los demás, ofreciendo una imagen de armonía y apego; y mientras tú, emborrachándote de bar en bar, naufragando entre mujeres que ni siquiera conocías.
      Lo único que puedo decirte, es que me pareces patético y ojalá no hubieras aparecido en mi vida. Me das pena, siempre aparentando ser un hombre correcto, serio y triunfante, vestido con esos trajes tan caros impolutamente planchados, pero en tu interior, no eres más que un infame, ruin y un desgraciado.
      En mi vida decido yo, la vivo yo y tú no eres quien para levantarme la mano. Que me hubiera casado contigo no te da derecho a vejarme, amedrentarme y humillarme.
      Por último, te recomiendo la visita a un psicólogo para tratar esos fantasmas que te invaden o de lo contrario, acabarás solo y huérfano de todo. Nadie querrá estar a tu lado, ya que en vez de transmitir cariño y afecto, radias odio, miedo y sometimiento, y nada de esto es bueno.
      No intentes buscarme, pues nunca volveré y mucho menos a tu lado. El amor se ha estrangulado con una cuerda que tú mismo le facilitaste, si es que alguna vez existió.

      SANDRA EC

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